Le pedí el divorcio a mi prudencia.
Descarté caprichos de varón. Suspendí los usos de mis abusos sin reservas. Archivé trasnoches de poligamia.com. Pero vos dejás la cara y te vas. Convencí a mis besos de esperarte. Le conté a mis dedos de tu piel. Y mezclé el perfume de tu piyama con pastillas, la vigésimo novena vez que me suicidé.-
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